31/8/08

Barcelona, vida nueva.

Nota: Ninguno de los nombres de personas y lugares utilizados en esta novela son reales, así como las zonas donde transcurre la historia, han sido modificados con el fin de preservar la verdadera identidad del protagonista y de los demás personajes que intervienen en la trama.


--


Aún no sé el motivo porque estoy escribiendo este libro. Quizás me esté jugando la vida, entre otras cosas, al publicar todo esto. Pero veía que necesitaba contarlo. Por ello, un amigo periodista que tengo (él único del gremio en el que puedo confiar para contar mi verdad y sobretodo siendo esto confidencial) se llama Javier y es uno de mis compañeros de piso (luego comentaré su personaje más detenidamente).

Me llamo Gorka, tengo 24 años y vivo en Barcelona. Mi vida es un tanto extraña. Podríamos decir que tengo doble personalidad. Bueno, mejor, vamos a decirlo:

“Soy Gorka, y tengo doble personalidad”

Pero supongo que no como el típico caso de persona hipócrita. Sino algo un tanto más siniestro. Soy un asesino. Unas veces por dinero, y otras por el simple placer de ver la sangre resbalar por encima de mi piel. La verdad es que se paga bien este mundillo.

Hablemos primero de la parte conocida por todos. Trabajo en una Unidad Terapéutica de adolescentes especialmente vulnerables en una localidad cercana a Barcelona. Ni se imaginan lo que hace Gorka en sus ratos libres. Llevo unos meses allí, y la verdad, estoy bastante contento. Lo único malo es que tengo que desplazarme con el tren de cercanías. Pero me gusta ver a la gente sentada a mí alrededor. Intentar adivinar lo que piensa, o descifrar la verdad de cada uno.
Vivo con tres amigos que se vinieron conmigo desde mi ciudad natal. Aunque cada uno ha llevado un camino muy diferente:

- Antonio venía como ilustrador a la gran ciudad. Pero una serie de cambios en su vida le han obligado a trabajar como guionista de una conocida serie de la televisión local. También en sus ratos libres dibuja comic’s para una editorial de prestigio. La verdad es que es un buen ingreso extra, puesto que han hecho una gran tirada porque parece que se va a vender muy bien.

- Diego también llegaba como ilustrador. Y así ha seguido. Al poco de estar aquí, se hizo amigo del dueño de un pequeño bar del centro de Barcelona. Hacía poco que estaba abierto el bar, por lo que al enterarse de que era ilustrador le propuso que decorara el bar con alguna obra. La casualidad hizo que una importante galería de arte se fijara en sus obras. Desde entonces pasa poco por casa. Está casi siempre en un pequeño estudio que alquiló para estar aislado de la sociedad y así poder dar rienda suelta a su pasión.

- Y por último Javier, el autor de esta novela. Él vino aquí buscando trabajo de informático. Pero ha acabado siendo periodista. Empezó haciendo un programa de deportes en la radio del barrio, tuvo éxito y ahora está en la delegación de Barcelona de una radio a nivel nacional. Escribe relatos en una revista mensual para pasar el tiempo libre.

Hablemos ahora de mi otra personalidad.

Todo empezó un día que salimos todos de fiesta por la ciudad. Las cervezas volaban, pero todos tenemos trabajo y ya no llegamos al fin de semana tan descansados. Después de mucho desfase llegó un momento que mis amigos decidieron que no podían aguantar más y se fueron a casa, estaban ya cansados de ingerir alcohol. Yo me quedé. Así que tenía que conocer a alguien para que no fuese un aburrimiento todo el tiempo que quedaba hasta que mi cuerpo dijera basta.
Conocí a una simpática chica rubia (extraño en mí, dado que siempre mis ojos se fijan más en una chica si es morena) de unos dos o tres años más que yo. Estuvimos hablando de mil temas hasta que cerraron el local. De ahí nos fuimos a un parque cercano donde estuvimos hablando hasta la las cinco o así. Parecía que nos conocíamos hace años. Ella se tenía que ir a trabajar. Nos dimos el msn y los móviles, con la promesa de que aquel día no quedase olvidado.

Las siguientes semanas fuimos quedando cuando nuestros trabajos lo permitían. Cada día aquello parecía más una relación seria. Hasta que un día ella , fruto de la confianza que habíamos adquirido, me comentó algo que iba a cambiar mi vida.

Yo le había contando alguna vez, en plan distendido, como sería el poder quitar la vida a alguien, hacer de dios terrenal. Cómo sería el dulce néctar de la vida resbalando por mi cuerpo. (Tranquilos, no se asustó. Ella era como yo).

Ella trabajaba para una especie de empresa de “matones”. Y quería dejárselo. Tenía suerte, ya que normalmente estos sucios negocios, no te dejan muchas alternativas y menos te dejan que “abandones el barco”. Le pusieron unos últimos trabajos. Tenía que matar a tres personas más, y entonces quedaría libre de salir del negocio. Pero ello no podía más, y me pidió si podía acabar yo con su trabajo, quería ser libre…

Así que me propuso si quería acabar el trabajo que tenía pendiente antes de salir definitivamente del mundo oscuro de la mafia.

Primero me quedé sorprendido por todas la información que estaba recibiendo en tan poco tiempo. Pero al poco, reaccioné. Y después de hablarlo un largo rato: acepté.

Esta primera parte de mi vida como asesino a sueldo la voy a relatar de una manera superficial, ya que a partir de mi tercer asesinato es cuando todo cambia radicalmente.

Me estuvo dando clases de tiro a las afueras de la ciudad en un descampado. En aquel lugar era donde antaño venía quien necesitaba su billete para el cielo. Donde las drogas destrozaban el futuro de quienes allí pululaban, mientras les “morfinizaba” el presente. Había que esquivar jeringuillas y demás, pero el lugar era tranquilo para que nadie nos molestase. Hice prácticas con pistola y con rifle de francotirador. Las víctimas eran dispares, y por ello cada uno requería de un “modus operandi” diferente para finiquitarles.

Hicimos conjuntamente el seguimiento a la primera víctima. Era un empresario de Vic. Todos los días realizaba el mismo ritual: paseo/carrera matutinos, ducha, trabajo, restaurante, trabajo, cerveza y a casa. Por lo que no fue difícil seguir sus horarios.

La mejor hora para llevar a cabo el trabajo era cuando se iba a correr por el parque. No tenía escolta, así que solo tenía que esperarle en un punto del recorrido. A esas horas donde el sol aún no había hecho acto de presencia, la zona estaba vacía.

Llegué una media hora antes al lugar para tenerlo todo controlado. Aparqué el monovolumen en la entrada más próxima al centro del parque. Me escondí detrás de un árbol, siempre hacía la misa ruta. En cuanto pasó por mi lado le hice la zancadilla y, rápidamente, cubrí su cabeza con un saco para que no me salpicara la sangre.


Disparé


Mi primer asesinato. Me quedé inmóvil.

Vi que había salido un poco de sangre por debajo del saco, a los poco segundos me sorprendí a mi mismo al ver que me estaba chupando la mano manchada de sangre y que en mi cara se había dibujado una sonrisa con toques diabólicos. A partir de ahí cambió mi vida.

Rápidamente reaccioné, sequé la sangre con una toalla, y cubrí el agujero del disparo. Llevé el cuerpo inerte de aquel empresario a mi coche y salí corriendo.

Llegué a casa de mi novia como habíamos acordado para deshacernos del cadáver. Ella tenía un horno en el sótano para quemar sus cadáveres, con la apariencia de uno común para hacer pan y repostería. La verdad dicho así, suena bastante siniestro, como de guión de serie b.

Al subir a la piscina a descansar, le comenté lo que había sentido. Y lo que pasó con la sangre.
Ella me reprochó un serio: “Ya te lo dije

Y era cierto. Ella me había dicho que me lo pensase bien, ya que una vez empezado, todo en mi iba a cambiar.

Las siguientes víctimas eran algo más difíciles, siempre iban con escolta, por lo que tenía que utilizar el rifle de francotirador. Los dos objetivos iban siempre juntos a este tipo de eventos (Eran dos políticos de Barcelona). Por lo que debía disparar a los dos con rapidez, ya que con el tumulto que se formaría con el primer disparo sería muy difícil acertar en el segundo. El cargador era de 5 balas, pero por mi bien, debía de acertar con las dos primeras en el blanco. Eran unas balas especiales, el fallo no estaba permitido. Explotaban en alcanzar el objetivo, por lo que si acertaba en la cabeza. El éxito estaba asegurado.

El sitio elegido para colocarme fue la azotea de una casa cercana al hotel donde se iba a realizar esta importante convención local. Había elegido este lugar por la buena salida que tenía por detrás, donde podría salir rápidamente sin ser visto si no me entretenía. Iba vestido con ropa de jugar a tenis para disimular el rifle en la bolsa de las raquetas. Llamé haciéndome pasar por el cartero, subí al último piso y forcé la cerradura del candado de la terraza de aquella casa que tiempo atrás ya había estudiado al detalle. Preparé todo el material, ajusté la mirilla, exactamente por el lugar que el protocolo apuntaba que tenían que pasar, y esperé. Llego el coche unos minutos después del horario previsto. Respiré profundamente para mantener la respiración, fijé mi ojo derecho por el objetivo. Comencé a contar mentalmente.

……

Tuve a la primera víctima a tiro…. DISPAROmuerto.
Medio segundo después, enfoqué a mi segundo objetivo… DISPARO… muerto.

Recogí todo, volví a poner el candado, y bajé tranquilamente pero sin detenerme intentando no cruzarme con ningún vecino. Subí a mi coche y me dirigí a casa de Marta (mi novia) para desintegrar las pruebas en su horno.

Cuando llegué no hubo preguntas. Tan solo un beso de saludo y otro de despedida. No era el momento.

Me fui a mi casa, había quedado con Javi, Diego y Antonio para salir de fiesta…

ESTABA CRECIENDO EL MONSTRUO EN MI INTERIOR…

[to be continued…]

28/3/08

¿Qué hago aquí?

Ya han pasado unos cinco meses desde que entré en esta minúscula habitación por primera vez. Recluido. Secuestrado.

No entra luz natural, tan solo una bombilla de bajo consumo que se apaga y enchufa a unas horas determinadas, por esto tengo algo de noción del paso del tiempo, el aire que respiro entra gracias a un conducto que deben de haber habilitado mis captores. La habitación no tendrá más de dos metros cuadrados, y solo tengo lo básico: un colchón en el suelo con una pequeña almohada; un cubo para hacer mis necesidades, que cogen cada dos días; un rollo de papel; y gracias a Dios me dieron un libreta de propaganda y un lápiz para entretenerme (gracias a ella puedo sentirme libre, quien sabe si algún día me liberan y edito un libro con lo escrito). Hay una pila de revistas de hace años, pero ya me las he leído 30 veces cada una.


La comida que me dan no está mal, aunque más de una vez está fría, pero bueno ya es bastante que me alimenten decentemente. Con ella siempre una pequeña jarra llena de agua. Y me han dado algo de ropa, seguro que de la parroquia je je je.

No sé por qué estoy aquí. Una tarde me fui a correr como hacia todos los días y cuando iba a entrar al Parque de la Constitución note como alguien me tapaba la boca y que entre dos individuos me subían a una furgoneta con las lunas tintadas. No vi a ninguno, iban con pasamontañas. Me ataron a uno de los asientos de la parte de detrás, tapándome también los ojos. Tan solo escuche una cosa, de delante vino una voz que me dijo:

A partir de ahora eres nuestra moneda de cambio para conseguir la libertad de nuestros compañeros que están en la cárcel de San Agustín.

[..]

En aquella cárcel sólo había políticos corruptos, después de tantos años al fin había un gobierno democrático que hacía honor a su definición, formado por jóvenes insatisfechos con los años y años tirados por ineptos, y con el llegaron las detenciones masivas de políticos corruptos.

No sé porque les interesaba mi persona, tan solo soy un escritor mediocre con un best seller en las librerías… (aaah que recuerdos de cuando lo escribía, “Diálogos con un árbol” sin duda mi mejor creación) Maldita la hora en que lo publiqué, ahora seguiría escribiendo mi columna de humor el periódico de mi ciudad, cerca de mis seres queridos, y de mi amada cerveza (Daría muchas cosas ahora por volver a saborear una cerveza).

[…]

Pasó un largo rato hasta que se detuvo la furgoneta. Habíamos recorrido el final del trayecto por algún camino, ya que la furgoneta iba a trompicones. Me desataron y fueron empujándome. Estábamos cerca de civilización, ya que se oía el sonido de los coches y de alguna obra cercana. Oí el sonido de llaves abriendo una puerta, continuaron con los empujones, y baje a tientas unas escaleras, volvieron a abrir otra puerta y me empujaron dentro.

Me quité las vendas de boca y ojos, y vi el paisaje que me ha acompañado durante todo este tiempo.

La verdad, pese a ser lo más parecido a un infierno que he vivido nunca, me acostumbré a esa rutina. Para matar el tiempo escribía en mi diario, redactaba pequeños cuentos, hacía algo de gimnasia y caminaba de un lado a otro para no atrofiarme.

Si los cálculos no me fallaban era sábado. Echaba de menos mi vida.

¡¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!!

Me desperté, conmocionado… Me encontraba debajo del colchón, con varias piedras a mí alrededor por donde se colaban rayos de luz solar… ¡Al fin!... Debió de ser una explosión. Y creo que me salvé gracias a que dejaba el colchón a un lado apoyado en la pared para sentir que la habitación era más grande. Estaba aturdido, pero reaccioné, era el momento ideal para escapar de mi reclusión. Comencé a apartar piedras. El zulo en el que me encontraba debía de estar a un lado de la casa, ya que tenía pocas piedras encima de mí, esta fue otra de las razones por las que me salvé. En poco tiempo me encontraba fuera. La luz me cegaba, con los ojos entreabierto vi que a mi izquierda estaba la casa totalmente derruida, no se había nadie más. Busque alrededor de esta por si había algún vehículo para escapar rápido de allí, pero nada, tendría que ir corriendo.

La casa estaba en una montaña, abajo había un pequeño pueblo, así que me dispuse a llegar a el para estar a salvo.

Me costaba caminar, todavía estaba algo aturdido de aquella explosión. Era una carretera local, sin línea divisoria. Comencé a bajar por el arcén natural de mi izquierda, no parecía que soportase mucho tráfico. No llevaba ni cinco minutos caminando, cuando observe que donde parecía que comenzaba, subía un coche blanco, me asuste, podía ser alguno de ellos, por lo que rápidamente me escondí entre unos matorrales que habían al lado de la carretera. Por suerte pasó de largo.

Comenzaba a anochecer, mis fuerzas se iban agotando, ya quedaba poco. Llegue al cartel que anunciaba el pueblo al que iba a llegar:

BIENVENIDOS/AS A:

EL PINAR DE NUESTRA SEÑORA

Me quedé sorprendido, allí había estado hace más de diez años, estaba a unos 80 kilómetros de mi casa, pero al parecer había cambiado mucho, y sobre todo, se había expandido. Había tenido suerte, conocía a varias personas, entre ellas Marta, una antigua novia. Nos tuvimos que separar cuando se marchó a estudiar la carrera a Alemania. Nos queríamos mucho, y éramos muy similares, pero bueno, las circunstancias de la vida no nos acompañaron.

Llegué al pueblo, en una pared de un edificio en obras vi un cartel:

Los Elfos Oscuros en Concierto, Sábado 30 de Abril de 2012. A las 22h.

En la Plaza del Carmen. Gratuito, organizado por el Excelentísimo Ayuntamiento de El Pinar de Nuestra Señora.

Era un grupo que nos gustaba mucho a Marta y a mí. Recé al cielo para que hoy fuese 30 de Abril. Miré en el reloj que había debajo del cartel publicitario.

21:30 // 15º // 30-04

Después de tanto tiempo de mala suerte, al fin la diosa fortuna me sonreía. Aún tenía 30 minutos para llegar a aquella plaza que tantos botellones nos vio hacer. No estaba lejos, así que solo necesité diez.

Ya había gente cerveza en mano disfrutando de la noche, ni pensaba en buscar ayuda, solo tenía en mi cabeza el rostro de aquella jovencita de cabellos oscuros que nunca supe borrar de mi interior.

Comencé a dar vueltas entre el gentío, no le encontraba, tropecé con alguien. Era una chica, nos quedamos mirando…

¿Gorka?

¿Marta?

Nos fundimos en un abrazo mientras las lágrimas caían en el hombro del otro…


[to be continued…]

16/3/08

Aquella vieja mansión abandonada

Llevábamos un rato corriendo sin parar por el bosque. Aquel siniestro personaje no dejaba de perseguirnos, y no sabíamos como despistarle. Cada vez Nube y yo estábamos más cansados, teníamos que encontrar algún sitio para escondernos o nos daría caza. Estábamos llenos de arañazos de correr entre las zarzas, mi brazo sangraba un poco después de no poder esquivar una rama cuando quisimos cambiar de dirección.

Miré hacia detrás, no se le veía, así que paramos para recuperar el aliento. Nube se sentó en una piedra, yo me quedé de pie respirando profundamente. Mis ojos se quedaron fijos en un matorral, detrás había un viejo tronco desnudo, yacía muerto en el mismo sitio donde nació, hueco en su interior, sin vida. Me acerqué, retiré el matorral y observe que esa podía ser nuestra salvación. Cogí la mano de Nube, atravesamos el matorral, intentando no abrir sus ramas demasiado para que no se notase que alguien había pasado por encima, y agachándonos, nos metimos en aquella pequeña cueva de madera. Al entrar con facilidad noté que aquello era muy profundo, así que saqué la linterna que llevaba en la mochila…

¡Aquello no era un simple hueco!

El hueco seguía y seguía hasta más allá de lo que podía alumbrar mi pequeña linterna y hasta podíamos permanecer en pie, ya que era la suficientemente alto.

- Oye, ¿Disimulamos la entrada con unas pocas hojas y nos adentramos para ver hasta dónde llega esto? – le dije a Nube.

- Tiene muy buena pinta esto, igual no salimos de aquí je je je –dio un pequeño suspiro y continuó hablando- Con tal de perder de vista a “aquello” hago lo que sea.

Cogimos unas pocas hojas y tapamos un poco la entrada de aquella especie de túnel que habíamos encontrado. Era genial, como sacado de un cuento de fantasía, seguíamos caminando y el túnel no acababa, nos mirábamos maravillados de lo que habíamos encontrado. Entonces Nube me cogió del brazo, me giró, y me dijo:

- Gorka, he pasado mucho miedo – Dijo mientras una lágrima comenzaba a surcar sus mejillas.

- Ya pasó todo cariño –nos fundimos en un abrazo- ahora disfrutemos del nuevo mundo que hemos encontrado.

Me dio un beso en los labios, cogió mi mano y seguimos caminando.

Allí dentro tan solo estaba el tronco, hasta que unos minutos después, comenzaron a acompañarnos flores de miles de colores en las paredes, adornando el lineal decorado de aquel interior. No sabía cómo podían crecer allí dentro sin la luz solar…

Luz……..

Nos miramos… sonreímos.

- Parece que vamos a salir de nuevo- dije deseoso de conocer lo que nos iba a deparar nuestra salida al exterior de aquel pasaje.



Llegamos a lo que parecía la salida. Pero era pequeña y estrecha por lo que tuvimos que agacharnos un poco para salir, asomé la cabeza y salía a un pequeño camino de piedras, seguíamos en el bosque, pero había cambiado la vegetación, el paisaje era más tupido y el musgo cubría gran parte de los troncos de los arboles. Seguí el camino con la vista y me quede perplejo. Había una vieja mansión, parecía abandonada. Estaba cubierta en gran parte de hojas de enredadera de un verde profundo y por ramas de los arboles colindantes. Tan solo se veían viejas ventanas de madera y la puerta, un portón sobrio con un picaporte oxidado. Estaba entreabierta, con una cortina natural, que por el abandono, había tapado algo la entrada.

Salimos de allí, Nube se quedó parada y me dijo:

- - Gorka, esto es un sueño… Es precioso, parece sacado de cualquiera de mis libros.

- - El abandono de esa vieja mansión le ha dado un toque onírico digno de cualquiera de los autores de tus libros. ¿Entramos?- respondi.

- - ¡¡¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!

Fuimos avanzando hasta la entrada de aquella vieja mansión, la cantidad de vegetación que la cubría, dejaba claro que la casa hacia mucho que estaba abandonada. Comenzaba a hacerse de noche, por lo que si era posible, tendríamos que dormir allí.

Llegamos a la puerta, enfoqué dentro con mi linterna.

- - Nube, ¡Mira esto!

Se acercó, y una expresiva mueca de sorpresa cubrió su rostro.

Lla mansión formaba parte del bosque. Los árboles se habían colado por las ventanas, plantas de todo tipo constituían una colorida alfombra. El paso de los años había engullido aquella mansión, que antaño sería símbolo de una época de esplendor de una familia que por alguna razón se había deshecho de ella.

Entramos, y fuimos mirando todas las estancias de la planta baja, nadie había estado allí en mucho tiempo.

- - Vamos al piso de arriba, igual tenemos suerte y hay camas, aunque creo que hasta podríamos dormir sobre esta alfombra de plantas- le dije.

- - Calla, calla, ahora sólo me apetece abrazarte y descansar un poco y bien, asi que si hay un colchón mucho mejor- me respondió cansada pero con los ojos abiertos ante tanta nueva experiencia.

Cerramos la puerta de entrada y nos subimos al piso de arriba. Cuatro habitaciones estaban con las ventanas rotas por las ramas, los muebles carcomidos y con moho, al igual que los baños. Solo quedaba una habitación habitable, había una cama de matrimonio con telas encima, todo estaba intacto, parecía que para esa habitación no había pasado el tiempo…. Después de cómo había empezado el día la suerte estaba de nuestro lado ahora.

Había luna llena, y sus rayos entraban tímidamente entre las cortinas. Sentimos un leve golpeteo contra los cristales, estaba empezando a llover.

- - Gorka, vamos a dormir, no puedo más.

Quitamos el polvo a las telas y nos acosamos. Nube me dio un beso en la mejilla, me abrazó y cerró los ojos. Yo me quedé mirando al techo, pensando en cómo habíamos llegado allí, pero no conseguía recordar nada…

[to be continued]

9/3/08

¿Quién soy?




¿Quién soy?,

me miro al espejo

y veo una cadavérica imagen.

Tan solo un recuerdo lejano

de la bella mujer que fui.



Rostro desfigurado por el dolor

por la tristeza de no tenerte junto a mi.

Mis ojos segregan infinitas lágrimas

que se pierden en mi piel.


Tus cálidos brazos.

Esa mirada profunda.

Tus dulces labios.

Tu sonrisa.

Siempre fuiste mi droga,

la anestesia contra el dolor de la vida

lo único que me hacía continuar.


¿Y ahora?

¿Cómo voy a continuar?

Mis piernas ya no responden,

no puedo caminar,

y mis días pasan debajo de las sábanas…

Llorando por alguien que no volverá.


¿Por qué tuviste que desaparecer?

¿Quién eligió este destino?

¿Quién juega con mis sueños?

¡Que acabe con esta soledad!

Que me devuelva lo único que amé.

Que te haga regresar.


¡Oh, Dios maldito!

¡Acaba con tu ego!

Deja de llevarte a los inocentes.

El no tenía que morir.

Nuestro destino era pasar juntos la eternidad.

Y tú lo arrebataste de mis manos.


Oh, amado mío…

Dime que tan solo vivo una pesadilla.

Dime que al despertar.

Que cuando abra los ojos.

Estarás junto a mí.


No lo soporto más

Quiero estar contigo

Mis ojos se clavan en el duro suelo

Donde llegará mi triste final

Contengo la respiración

...y salto






















...Hola mi amor…

7/3/08

Muerte y Destrucción


Cuaderno de Bitácora - Día 1 –

Hoy comenzamos el gran viaje, el que la prensa califica como “El viaje sin retorno”. El Ministerio de Defensa nos ha encargado ir al rescate de una X-TR40 (Nave de reconocimiento) que vaga a la deriva por el universo, esta medianamente lejos de aquí, pero con la tecnología que tenemos hoy en día, podremos llegar en unos días si no hay contratiempos.

Han elegido bien, somos diez de los más experimentados guerreros que ha dado el planeta de Ghamp. Espero que mis premoniciones no sean ciertas, me temo que no ha sido algo fortuito y que nuestros colegas del Grupo Especial de Reconocimiento C-14 estén vagando sin rumbo por el universo, por algo relacionado con los piratas espaciales.

Bueno estoy cansado, ha sido un día muy ajetreado de entrevistas y reuniones, y mira que odio las dos, esos periodistas siempre buscando el morbo y las desgracias, sólo hacían que hablarnos de muerte y destrucción… Hoy no tengo guardia, así que voy a descansar un poco.

[…]

Cuaderno de Bitácora – Día 6 –

Cómo he reflejado en el diario, durante estos cinco días no ha sucedido nada relevante, tan solo nos acompaña como siempre esta maldita lluvia de meteoritos, “esta noche” o lo que por la hora debía serlo, durante mi guardia, hemos tenido unos problemillas con esos maldita basura espacial, pero hace unas horas que ya lo hemos reparado.

Nos acercamos a las coordenadas donde más o menos está vagando la C-14.

- -----------

- Capitán, Capitán!! – Gritaba Tarkin.

- - Te he dicho miles de veces que me llames Gorka, aquí somos todos iguales y nuestra vida vale lo mismo, a ver ¿Qué pasa para armar tanto alboroto?


-
El radar ha detectado lo que podría ser la nave de nuestros compañeros, estamos intentando ponernos en contacto con ellos, pero solo hay interferencias, la cercanía al planeta desierto de FGarg Z3 debe neutralizar las emisiones. Solo hemos podido oír “Aleluya”.

- ¿Pues a que esperamos? Hark, Prepare la nave para el acoplamiento con la C-14. Os quiero a todos con los trajes para trabajar en el exterior y con vuestras armas cargadas en 5 minutos aquí.

Las dos naves se acoplaron, y se abrieron las compuertas. Armados y equipados Gorka y su cuadrilla comenzaron a caminar por el puente que unía las dos naves (La nave del Capitán Gorka era una nave de rescate/ataque, hacia poco que las utilizaban, pero los resultados eran magníficos, eran muy maniobrables, veloces y con el mejor ataque de cuantas naves habían en el aire). Debíamos ir rápido, no me gusta estar mucho tiempo en ese puente cuando hay una maldita lluvia de meteoritos.

Se abrió la compuerta del lado de la C-14, el panorama era desolador, estaban todos nuestros colegas sentados o tirados en el suelo, con las caras descompuestas, la mayoría de máquinas estaban fuera de funcionamiento, además había un cierto olor pútrido en el ambiente, ahora lo veía, el bueno de Sand yacía muerto a un lado. Mientras le miraba alguien dijo:

- - Nos tuvimos que comer partes de Sand, no teníamos comida y no recibíamos noticias de nadie.

Se hizo el silencio, nadie respondió. Mientras, la compuerta del puente se cerró detrás de nosotros. Observé algo que no me cuadraba, ¿Por qué había sierras mecánicas? Esas anticuadas armas solo las utilizaban los macabros y nómadas habitantes de aquel planeta que ahora no recuerdo.

De repente, todos los tripulantes de la C-14 se levantaron (hasta Sand), cogieron sus sierras mecánicas, y habló Frank, o el que creíamos que era Frank:

- Ja, Ja, Ja!!! Habéis caído, todos vuestros compañeros están muertos, hemos ocupado sus cuerpos y ahora… VAIS A MORIR!

Cogimos nuestras armas con las dos manos, enfocando a los cuerpos de nuestros amigos.

- Quietos, si no queréis que una ráfaga de bellos rayos de plasma os reviente en miles de pedazos- les dije lleno de rabia.

- Tranquilo, Joven Gorka, vuestras armas no sirven para nada, tenemos un campo magnético que las inutiliza, estaba todo planeado, así que disponeos a morir.

Sonaron chirriantes las sierras mecánicas mientras se iban acercando a nosotros, algunos intentaban abrir inútilmente la puerta del puente. Ya estaban delante de nosotros, no podíamos escapar, nos defendíamos con las nuestros fusiles, ahora convertidos en inservibles palos que pronto destrozaron sus potentes sierras. Era nuestro final.

Comenzó una orgia de sangre y miembros amputados, me iba salpicando la sangre de mis compañeros, las vísceras inundaban el suelo, Serg fue el único que se había tomado la pastilla para el suicidio, pude destrozar la cara de uno de ellos a mazazos, dejándolo con convulsiones en el suelo. Siempre llevaba conmigo una katana, (había visto demasiadas películas de acción) y hoy, era su día especial, tiré a un lado el montón de cables y chapas en que se había convertido mi fusil. Y comencé mi lucha final.

Solo quedábamos tres, íbamos haciendo algo, el número de nuestros rivales también bajaba, aunque demasiado despacio para que pudiésemos sobrevivir. De los demás compartimentos comenzaron a salir extraños personajes decapitados, desmembrados… arrastrándose por la alfombra roja tejida con la sangre de mis compañeros.

Murió Johnny, ya solo quedábamos dos, pero un inoportuno resbalón, acabó con la vida de mi último compañero al caer sobre la sierra aún en marcha del su última víctima perdió un brazo mientras un asqueroso ser de difícil descripción le cortaba su yugular, con la consiguiente explosión de sangre.

Y ahí estaba yo, solo, contemplando la macabra escena, llena de amigos troceados, llena de momentos desmembrados por estos horribles seres. Cogí mi comunicador:

- Fer y Varno, soltad el puente y salid corriendo hacia casa, no preguntéis y hacedlo. Hasta siempre amigos. No quiero que digáis nada, tan solo hazme casa como un último favor.

En ese momento, vi como se alejaban, al menos ellos se iban a salvar. Solo me quedaba una opción de vengar a mis amigos. Gracias a mis conocimientos de mecánica espacial que había adquirido por libre, sabia donde estaba el generador de la C-14, tenía que llegar hasta el y destruirlo, y así morir llevándomelos conmigo.

Fui corriendo, saltando encima de los cadáveres de mis amigos, por encima de ese mar de vomitivo silencio, solo roto por el incesante crujir de la motosierra al cercenar huesos y carne.

…Clave mi katana en el generador…

Un placer luchar junto a ustedes.

24/2/08

...Quiero salir de aquí...


No puedo soportarlo, cada día que pasa me cuesta más caminar… ya no entiendo porque sigo aquí… Me siento atrapado en esta ciudad, rodeada de montañas que impiden ver el mundo, paredes que limitan mis sueños y de este cielo gris… esta marabunta de gases tóxicos no me deja respirar el aire puro de la libertad… Quiero vivir, quiero acelerar el ritmo de los latidos de mi corazón, quiero llenar mi cerebro de nuevas vivencias… Necesito ilusiones que alimenten mi estómago vacío de sueños… Pero nada cambiará, estoy anclado a esta ciudad, la roca que la rodea es inexpugnable para alguien tan débil como yo estoy… hoy…

Es invierno, las navidades pasaron, un años más, falsa felicidad rodeando cada escena familiar, y yo… escondiéndome antes de estallar, antes de que cristalinas gotas de tristeza mostraran al mundo que no soporto mi existencia…

Pequeñas volvas de nieve comienzan a surcar el horizonte que hay tras mi ventana, dándole un halo de blanca belleza a esta triste noche…

…a esta noche eterna…

Hoy es el día. Llevo tiempo pensándolo, y hoy voy a respirar por última vez este sucio oxígeno. Todo ha ido demasiado lejos. Mis compañeros de piso duermen, siempre les oculté mis sentimientos, hace años que decidí guardarme una gran parte de mis sentimientos… guardarlos sólo para mi, quizás eso ha hecho que se corroya antes mi interior…

Sobre la mesa he dejado una carta… un pequeño epitafio:

Hoy es el final. He ido prolongándolo, pero ya no puedo más, he decidido ir a descansar al bosque... pero esta vez no volveré...

P.D. He dejado un sobre con dinero para acabar de pagar mi parte hasta que se acabe el contrato. Espero que vosotros ganéis el pulso a la vida. Yo perdí hace tiempo”.

Cogí la mochila y metí uno a uno mis últimos compañeros de viaje, iba a ser un final como el de esos cuentos que me gustaba leer, esos relatos siniestros, donde la belleza se engalanaba con vestido de muerte. Había llenado mi mp3 de dulces odas a la melancolía, iba a ser mi muerte perfecta y nada lo detendría.

Cerré la puerta, y me dirigí hacia mi final. Al salir del portal miré hacia arriba, la contaminación lumínica no me dejaba ver las estrellas de esta hermosa noche, pero allí estaba ella, mi amada, la hermosa luna, ella era superior a cualquier foco cercano de luz artificial, y marcaba mi camino a seguir, directo a mi tumba, mientras los copos iban reposando sobre mi cabello. Entonces la callé se oscureció, la ciudad sufrió un apagón, una negrura insondable envolvía la cuidad, tan sólo yo estaba por allí esas horas, siguiendo mi camino… pero ahora, también acompañado por las estrellas entre susurros de fría noche.

Después de veinte largos minutos arrastrándome por las callejuelas de mi ciudad llegue al camino que subía por el frondoso bosque, perdiéndose en un oscuro entresijo de árboles y arbustos, todos cubiertos por una fina capa de nieve, donde los rayos lunares entraban a regañadientes por los huecos de entre las hojas.

Comencé la subida, el camino era estrecho, esta ruta no la utilizaba mucha gente, ya que, tras mucho esfuerzo, salías lleno de arañazos por todo el cuerpo...

…llegué a mi lugar…

Allí, en ese claro del bosque, resguardado, pero con una deliciosa vista al cielo nocturno, subía a pensar en mis tristes noches, a hablar con la luna, a contarle mis sueños más profundos, y allí, donde tantas noches escucharon mi lamento… allí era donde un último suspiro terminaría con todo.

Me senté, y comencé el ritual para mi onírica y romantica muerte... encendí un cono de incienso de jazmín, ese olor que tantos momentos había compartido conmigo, saqué un puñado de pétalos de rosa, de un azul oscuro aterciopelado… y los dejé caer sobre el manto blanco.

…Me senté, apoyé mi espalda sobre el árbol que tenia detrás, noté sus arrugas, el paso del tiempo, el tronco imperecedero del olivo en estado salvaje…

…cerré los ojos…..y……suspiré…

…saqué la cuchilla que había comprado para la ocasión… la cogí con fuerza con la mano derecha, volteé la muñeca, poniendo la cuchilla sobre ella, y de un corte limpio, desgarré mi piel. La sangre salía a borbotones, mientras, con extrañeza, me vi esbozando una leve sonrisa, dirigiendo mi muñeca sangrante a mis labios, deseosos del rojo elemento, probé el dulce néctar de la vida, aquello me supo a gloria, a vida eterna…

…agarré fuerte con mis dientes la cuchilla, e hice lo mismo que en la otra muñeca, mis dos brazos sangraban, dejé reposar la cabeza sobre el tronco, el blanco se teñía de rojo, un rojo intenso que iba deshaciendo la nieve, y, levantando los ojos, fijé mi mirada en mi musa, en mi luna…

…cerré los ojos y mis brazos reposaban en el suelo, respiraba mis últimos momentos de vida… de repente sentí como si alguien o algo levantaba mis brazos, separé mis parpados, veía todo borroso…

¿Quién eres?

…sólo podía distinguir el contorno de una mujer con delicadas formas… pasó su pulgar por mi brazo derecho y, mientras su dedo rozaba con mi piel, esta se iba suturando y después la otra… Poco a poco iba recuperando la visión, mi corazón volvía a latir con normalidad. Era preciosa, llevaba un largo vestido negro aterciopelado, su piel, pálida como la nieve que nos rodeaba, y su melena, larga, caía por delante de su cara, dándole una misteriosa imagen, tenía una mirada penetrante a la vez que embelesadora… tan sólo pude sonreir...

...Pasó su mano manchada con mi sangre por su boca, degustándola pasando su lengua por sus labios ahora teñidos con mi espeso licor de vida… seguidamente, se acercó a mi diciendo…

- Buenas noches mi dulce príncipe…

… y me besó… sentí sus fríos labios junto a los míos, con el sabor de la sangre… jamás nadie me hizo sentir tanto con un sólo beso… se acercó a mi oído, y, susurrando me dijo…

- ………eternamente……..

17/2/08

La Musa Embotellada



Eran las cuatro de la tarde, en pleno mes de Agosto. Estaba en mi estudio de la Calle San José, hacía unos años que me había independizado y allí, en mi rinconcito, me sentía libre, pasábamos las horas riendo, besándonos, acariciándonos.... Era un día muy caluroso, fuera el termómetro marcaba 50º, dentro luchábamos por sobrevivir con un viejo ventilador y litros de agua.

El incienso se iba consumiendo poco a poco, yo estaba sentado sobre la moqueta, apoyando mi espalda contra la pared y mirando el sofá que tenia enfrente… Allí, delante de mí, tumbada en el colchón, estaba Sahara, amaba a esa chica. Era dos años mayor que yo, tenia una larga melena de pelo negro y rizado, con los ojos de un verde puro, enigmáticos… jamás encontré a alguien con una mirada como ella… Me encantaba dejar pasar el tiempo, los dos tumbados, mientras nos mirábamos a los ojos… en ese momento la arena del reloj se quedaba suspendida en el aire dejándonos disfrutar de cada segundo eterno.

Hasta que apareció en mi vida vivía encerrado en mi burbuja, con todas las entradas apuntaladas para que no entrara ni el más débil haz de luz, ella me ayudó a abandonar las lágrimas y volver a poder soñar despierto. Era como si un insecto cargado de sangre onírica hubiese entrado a mi cerebro, y, buscando un lugar seguro, hubiese depositado en el sus huevos repletos de esencia de sueños para que eclosionaran y dieran un nuevo aire a mi vida.

Éramos almas gemelas, tan iguales como diferentes, pero necesitábamos oír la respiración del otro para continuar existiendo, éramos unos soñadores empedernidos, nos pasábamos el día con los pies en el aire, viajando por mundos que salían de nuestra imaginación. Era como si sus padres le hubieran marcado desde el nacimiento poniéndole ese nombre que en árabe significa Luna (a mi entender la musa de los soñadores)

Ella se despertó, y girando su cabeza, vio como le miraba y en su rostro se esbozó una sonrisa, nos levantamos los dos y nos fundimos en un abrazo. No me encontraba más seguro en ningún sitio como entre sus brazos, sentía que el dolor no podía ni tan siquiera acercarse a mi…

…………silencio…………..

Mi corazón comenzó a latir débilmente, cada vez sentía que me abrazaba con menos fuerza, de repente, ella, incomprensiblemente, se iba difuminando en la tenue atmósfera que creaba la lámpara de la habitación, las paredes se iban deshaciendo… mi cabeza daba vueltas… caí de rodillas al suelo, quería gritar, pero ningún sonido salía de mi garganta… comenzó a verse el cielo, por lo que, siguiendo el curso extraño que estaban llevando estos momentos, apareció la luna en lo alto y la débil imagen de Sahara comenzó a desaparecer fusionándose con la luz que ofrecía la majestuosa luna…

…Cerré mis ojos…

Estaba soñando… me desperté, noté como mis mejillas se humedecían al recorrerlas un río de lágrimas… era día de luna llena y por la ranura de la ventana se colaba un rayo de la luz lunar…cogí una botella vacía, la destapé, y la enfoqué hacia el haz luminoso, cuando encajó por el pequeño orificio la cerré con fuerza…

…Desde ese día cuando quiero escribir algo… dejo ese recipiente en la mesa, delante de mi… y miro a mi musa embotellada…